Candidato Ideal

20 09 2010

Hace ya tiempo que inicié una acrónica recolecta, a veces un tanto azarosa, de pequeños recortes de periódico o pequeños artículos de revista. Recientemente redescubrí una pequeña historieta anónima (que me perdone su autor/a porque hace mucho que la transcribí al word y no anote su nombre, no sé si porque recogí esta historia de la típica revista de la farándula nacional o por puro e inocente despiste) que considero muy propicia, dados los tiempos que corren:

<<Cuentan que una empresa había publicado un atractivo anuncio en el periódico solicitando un empleado para su sucursal en el sur del país: “Joven despierto con buenas referencias, dispuesto a viajar y con sólida formación en ventas y publicidad”.

Más de quinientos jóvenes esperaban en la puerta a las diez de la mañana. El desorden podría haber sido antológico si no fuera porque el guardia de la empresa decidió entregar números a los que iban llegando. El entrevistador y seleccionador era el hombre que había ocupado el cargo hasta ese momento y que iba a ser promocionado. Nadie mejor que él podía decidir cuál era su mejor sustituto. Uno por uno, fue llamando a los candidatos, convencido de que, en cuanto encontrara a la persona indicada, despacharía al resto y contrataría al elegido. Después de ver al quinto de la lista, un mensajero interno de la empresa le entregó un papel. El hombre leyó la nota: “No elijas a nadie antes de entrevistar al joven número 94. Estoy seguro de que tiene todo lo que se necesita para el puesto”. La nota la firmaba “J”.

El hombre se molestó un poco. Nunca le habían gustado los favoritismos. Había por lo menos cuatro personas en la empresa con inicial J, que podían haber mandado esa nota… Ya hablaría con ellos. Como ninguno de los noventa y tres primeros le gustó –aunque también un poco influido por la nota–, finalmente al joven noventa y cuatro le llegó su turno.

Al principio un poco reticente, el seleccionador fue encontrando en el muchacho las condiciones indicadas. El joven era, además, encantador y su vitae, excepcional. Sin decirle nada, el seleccionador llamó al mensajero y dijo delante del entrevistado: “Por favor, dígales a los que esperan que el cargo ha sido ocupado y agradézcales haberse presentado”.

El joven sonrió y tendió la mano al entrevistador dándole las gracias sinceramente. Éste lo miró entonces y con la nota en alto le dijo:

–          “La persona de la empresa que lo recomienda tenía razón, valió la pena esperar a entrevistarle”.

–          “Yo no conozco a nadie en la empresa –dijo el nuevo empleado–. Esa nota la escribí yo… Estaba tan seguro que ese puesto era ideal para mí que no quise perderme yo, ni hacerle perder a la empresa, la oportunidad de que usted me conociera”.>>

Moraleja: Si aprendes a confiar en ti mismo de una forma coherente y afin a tus posibilidades reales: conseguirás todo aquello que te propongas.